Información de la Clínica Mayo explica, que es completamente normal sentirse ansioso en algunos momentos, en especial frente a situaciones de estrés. La ansiedad es una sensación compleja, con elementos de miedo, preocupación e inquietud y muchas veces se acompaña de tensión muscular.
Por lo que claramente, estamos en un contexto en el que los pequeños ataques de ansiedad pueden ser recurrentes, pero lo bueno es que hay varias formas para poder manejar esos sentimientos incómodos y principalmente aprender de ellos. Es importante no sólo dejarlos ir, sino también analizarlos y aprender el por qué suceden y cómo puedes mejorarlos.
*Si tienes síntomas más profundos y/o difíciles de controlar que además se manifiesten en síntomas físicos, contacta a tu médico de cabecera o psicólogo para que te ayuden a lidiar con ellos de manera profesional.
Técnicas de respiración:
La ansiedad puede hacer que la respiración sea rápida y superficial por lo que en su lugar puedes aplicar una técnica muy efectiva de inhalar profundamente en 3 tiempos y exhalar en 6 (siempre por la naríz). Puedes pensar, como hacen en el yoga, que inhalas ansiedad y exhalas paz.
Escribí una lista de afirmaciones positivas
Que resten valor a cada uno de tus pensamientos negativos. Hacia donde enfoques tu mente, se enfocarán tus resultados. Por ejemplo:
- “Me siento agradecid@ a la vida por todo lo que soy, lo que hago y, lo que tengo”.
- “Acordáte, te has estado criticando durante años y no ha funcionado. Intenta aprobarte y ver qué pasa”.
Mantén tu mente en el presente.
Volar al futuro o regresar al pasado, son de las principales causas de ansiedad. Preocuparse por lo que no ha sucedido o martillarse por lo que sucedió. Vivir en el presente es más difícil de lo que creemos, PERO una vez que eres consciente de estar en ese presente, te aseguro que tu paz y felicidad aumentan por 100. Lo que fue, fue y lo que será lo descubriremos cuando llegue el momento. Como dice nuestro gran genio, Gustavo Cerati: SIEMPRE ES HOY.
Separar la ansiedad del hambre:
Esto cuesta un poco poder descifrar, en especial si vienes remando con eso hace tiempo o si vives en un ciclo de entradas y salidas de dietas. Es realmente un proceso, pero uno que te enseña mucho. Cuando sientas esa sensación de querer comer todo sin control o simplemente comer por comer puedes intentar dos cosas:
- Preguntarte a vos mism@ (mejor aún si lo escribes): “¿Es esto hambre verdadera o ansiedad?”. Y escribí como te sientes. De verdad que te puedes sorprender sobre lo que pones en el papel, salen muchas cosas y una vez que son reales y palpables, son más fáciles de asimilarlas y controlarlas.
- COMER. No te prives, ni entres en un laberinto sin salida ejerciendo la famosa “fuerza de voluntad”. Es un mito eso. Y el privarte empeora todo porque ahí sí que te empiezas a martillar: “Quiero comer, pero no puedo. Quiero comer, pero no puedo. Quiero comer, pero no puedo…” y así infinitamente. Ese sentimiento de culpa, del “no puedo”, del arrepentimiento, son agotadores. No vale la pena sacrificar así tu salud mental. Así que si te vienen esos momentos puedes recurrir a varios alimentos y bebidas que pueden aliviar de a poco tu ansiedad:
- Almendras
- Yogurt griego
- Tostada con mantequilla de maní o chocolate vegano
- Banana
- Pan con palta o palta con huevitos revueltos
- Avena
- Mate de manzanilla (disponible en tienda)
- Té de jamaica (disponible en tienda)
- Té de menta (disponible en tienda)
